Adoro los cafés clásicos de París en donde pareciera que la tradición de saber preparar dulces es su bastión. La Maison Angelina Y todo ello acompañado en un ambiente exquisito que transporta al visitante a una París espléndida de antaño. Quizá prefiera esta a La Durée en cuanto a dulces, aunque su café también está repleto de turistas ya que se encuentra en la muy famosa Rue de Rivoli. Lámparas de cristal, muebles de madera clásicos, paredes ricamente decoradas, toda una puesta en escena para sentirse que uno ha entrado a un verdadero templo para los sentidos.
Segunda planta del Angelina de la Rue de Rivoli.
Todo lo que elija es fresquísimo y refinado en su elaboración. También ofrecen los famosos macarons con sabores espectaculares. También se puede ir a desayunar y el Petit Déjeuner ronda los 20 euros y un brunch 39... pero para los más contenidos se puede pedir a la carta que resulta muchísimo más económico si lo que se quiere es un buen café con algún bollo o croasán. Que no saldrá por más de 10.
Si no se tiene tiempo y hace buen tiempo, también recomiendo comprar algo (los croasanes o bollos cuestan entre 1,50 a 3 euros) y comerlo al frente en el hermoso jardín de Tulleries, otra experiencia deliciosa. La atención en las mesas, lamentablemente, es irregular.
El chocolate tiene mucha fama en Angelia.
Esta foto es del de Versalles. ©Angelina.
También tiene otros cafés abiertos en París, como en el Museo del Louvre o en las afueras como en el castillo de Versalles.
La Maison Angelina
Rue de Rivoli, 226
París
Teléf.: 0142608200
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Si algun dia vuelvo a Paris los probare.....me encantaron!!......Abrazotes, Marcela
ResponderEliminarSi!!! La visite en la ultima visita a París:)
ResponderEliminarQue bueno que des a conocer estos lugares maravillosos
Magnífico. Pero te diré una cosa sin que se entere nadie, please: que la atención en las mesas sea irregular es bastante normal en París. Hay honrosas excepciones, por supuesto, pero en general los "parigos", como les llaman en el resto de Francia son eso: "pas rigos"*.
ResponderEliminar*: Es un juego de palabras muy francés. "parigo" suena a Paris, claro, pero "pas rigo" quiere decir "no divertido"
Saludetes
Este no lo conocía! apuntado!
ResponderEliminarTomo nota!!!
ResponderEliminarNo he tenido la oportunidad de visitar París, pero si voy algún dia, que espero que si, no dudaré en visitarlo!!!
Un beso, Claudia.
!Jesús, qué gozada de lugar, con esa decoración ,esos ventanales con vistas a los jardines...me encanta Claudia!.
ResponderEliminarLos dulces se ven apetitosos, muy atractivos aunque es una pena que en un sitio así de refinado no cuiden la atención al cliente de forma impecable.
Gracias siempre por estos viajes gastronómicos tan interesantes Claudia.
Un beso y que tengas un hermoso día.
Los pastelitos para mi churri, pero el sitio precioso , es un lujo.
ResponderEliminarMuxuak
Ese sería mi paraíso. Que lugar tan tentador.
ResponderEliminarBesos.
Ummmmmmmmmmmm que deliciaaaaaaaas y el lugar fantastico sin duda otro lugar que no podre dejar de visitar cuando vuelva a Paris me va a faltar tiempo para ir a todos los lugares que nos recomiendas.
ResponderEliminarBicos mil wapa.
Que buenos descubrimientos que nos haces Claudia. Y como dice Sorokin, París sería perfecto si no fuera por los parisimos. Como dicen al final de la peli "Con faldas y a lo loco": Nadie es perfecto, y menos las ciudades.
ResponderEliminar¡Qué lugar tan perfecto y acogedor! Me encanta, me resulta absolutamente precioso, sí si. Gracias por traérnoslo. Besos
ResponderEliminarNo conozco el lugar, pero me gusta ese clasicismo que respira y el olor a buen café que desprenden las fotos. Ah, y parto un croissant en dos en defensa de los parisinos. Se toman demasiado en serio a sí mismos, pero qué le vamos a hacer... si no existiera su chovinismo habría que inventarlo ;-)
ResponderEliminarMe recuerda una cafetería en Budapest, romántica y de sorprendente oferta en pasteles.
ResponderEliminarBesos.
Menos mal que París me viene un poco a desmano y que es carísimo porque tiene todo una pinta impresionante. Además, que se acerca la operación bikini y con los macarons no hay operación bikini que valga.
ResponderEliminarOooohh,
ResponderEliminarque maravilla.
A mi estos lugares me enamoran.
Gracias por mostrarlos.
Un abrazo.
Tomaré nota.... no tardaré mucho en ir a Paris con mi hermana aunque no se como andaremos de "posibles".... jajaja
ResponderEliminartienes un blog estupendo me gusta, me quedado como seguidora, besos
ResponderEliminarCuando vaya a Paris, visitaré la maison d'Angelina, es el tipo de establecimiento al que me encanta acudir. Un beso
ResponderEliminarQue envidia no poder disfrutar estos sitios que merecen más de una visita para poder probar todas esas cosas buenas.
ResponderEliminarEsa mañana me levanté dispuesto a desayunar en Ladurée, pero mi ánimo por pasear distraídamente por París, me llevó a dejarme extraviar encantado por los descubrimientos de las calles y la cotidianidad de las ciudades que visito. Así fui a dar la Rue Rivoli y a parar a La Maison Angelina. Hermoso el lugar, di una vuelta por él y, había mucha gente mas una pequeña cola para sentarse en el salón, que ya para la avanzada que estaba la mañana y mi necesidad de romper al ayuno, era mucho pedir y fueron razones suficientes para decantarme por la opción 'compra para llevar y cómelos en los Jardin des Tuileries', que apuntas en esta entrada. Un coissant, un Saint Honore, un Mont-Blanc y un Saori (de este último no recordaba el nombre he ido a la web para poder contarlo aquí). Soy, amabilisimamente, encantadoramente atendido en castellano por una dependienta eslovena, me dice que habla el idioma porque lleva años recorriendo las costas españolas, su destino de playa preferido. En su primorosa caja, el banquete y las respectivas servilletas y tenedores. Cruzo la calle, entro a los jardines, elijo el lugar, acomodo alguna otra bolsa que me ha dejado mi extravío y... y... ¡Por favor! ¡Qué delicias! Primero el croissant, sencillamente perfecto, después el Saint Honore... ¡Wow, wow, wow! El mejor de todos para mí. Descubro con sorpresa que no me ha puesto el Mont-Blanc (tampoco está en la factura, menos mal, se nos pasó a los dos) y sigo con el Saori, que aunque descubra que no será de mis preferidos es, innegablemente, otra delicia. ¿Qué más puedo decirte Claudia? Que ha sido un verdadero placer.¡Gracias!
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