El chef Martiniano Molina, conocido en Latinoamérica a través de un programa de la televisión del Canal Gourmet, abrió, recientemente en Caracas, el restaurante Maderos. Una de sus primeras debilidades, para una ciudad grande y con constantes atascos, es que no se admiten reservaciones, por lo que el cliente debe esperar un tiempo indefinido si quiere tener una mesa. Para ello han creado un lounge en el que se puede tomar algo y picar.
La decoración es moderna, elegante y bonita, aunque se me antoja bastante vista y, peor aún, su interiorismo padece de una acústica excesiva, por lo que resulta muy ruidoso: nunca pude conversar con los comensales que quedaban sentados al frente.
La cocina se presenta como una propuesta moderna de la gastronomía argentina con toques, quizá, demasiado atrevidos, y digo demasiados, porque simplemente dicha voluntad rompedora le supera. El pan es fabricado por ellos, delicioso, de varios tipos y originales combinaciones. Para picar en el lounge, una buena opción es pedir una bandeja de diversos tipos de queso de cabra, acompañado de tomatitos confitados, riquísimo. También tienen unas chistorras envueltas en una capa delgada de masa, que no terminó de convencer, quizá por su forzado casamiento, que al final termina por ser un plato vulgar y menos honesto que unas deliciosas y simples chistorras.
De primeros probamos el untable de cordero con pan especiado y emulsión de pimiento rojo, que estaba bien de texturas, un gusto agradable pero nada más, mejor estuvo el crudo de lomo aliñado con semillas de mostaza verde, alcaparras y tostadas de la casa, aunque la contundencia del sabor de la carne cruda en pequeños tacos y la sazón, podía llegar a cansar; en cuanto la ensalada griega, se puede decir que estaba correcta, fresca y bien aliñada.
Pasando a los segundos, el lomo estaba bien preparado, jugoso, levemente tostado por fuera, quizá lo mejor de lo que se eligió, junto con el cochinillo preparado sobre una salsa confitada, jugoso, finamente tostado por fuera y equilibrado. El asado de tira al igual que la entraña tenían jugosidad, pero, como en la mayoría de los platos, nunca se llegó a sobresaliente en cuanto a gusto. Dentro de sus especialidades al horno, la tira solo sabía a grasa... difícil describir tan desagradable sabor, lo que hizo que quedara intacto en la mesa.
Pasando a los segundos, el lomo estaba bien preparado, jugoso, levemente tostado por fuera, quizá lo mejor de lo que se eligió, junto con el cochinillo preparado sobre una salsa confitada, jugoso, finamente tostado por fuera y equilibrado. El asado de tira al igual que la entraña tenían jugosidad, pero, como en la mayoría de los platos, nunca se llegó a sobresaliente en cuanto a gusto. Dentro de sus especialidades al horno, la tira solo sabía a grasa... difícil describir tan desagradable sabor, lo que hizo que quedara intacto en la mesa.
Los acompañamientos se piden aparte, sólo experimenté con la milhojas de patatas y creo que es bastante fuerte su sabor para cuadrar como acompañante, ya que lleva queso en abundancia.
Mejor resultó el roll de lomito relleno con queso, jamón y huevo, gustoso aunque un poco seco, sin sobresalir ni disgustar, como quizá se podría resumir la mayoría de la cocina que propone Maderos.
En el apartado de postres, y miren que es difícil en Venezuela comerlos malos, apenas algunos llegaron a sorprendernos (aunque tampoco demasiado), como el llamado: muerte por el chocolate, a base de brownie moscabado, mousse al 70% y crema helada de chocolate ahumado, el cual estaba equilibrado en la proporción de matices dulces y amargos además se textura firme y suave. El resto de los postres, mejor optar por cuidar la silueta...
La atención es absolutamente desastrosa: no trajeron nunca uno de los segundo platos, los vinos los servían de pena (mezclando en las copas las diferentes botellas), distracción absoluta y el agobio en sus caras. Queda claro que deberían contratar una plantilla de camareros auxiliares los fines de semana...
Los vinos oscilan, aproximadamente desde 195 hasta 580 bolívares, los entrantes entre 24 y 45, los segundos entre 78 y 82, y los postres entre 19 y 26. Unos 338 bolívares por persona (¿60 u 80 euros?).
Una cocina atrevida que patina en su intención de ser original, que no sorprende y que pareciera que el equilibrio o el acierto no es uno de sus fuertes. Uno sale con la sensación de que le ha tomado el pelo...
Esquina calle París con Mucuchíes
Las MercedesCaracas
Venezuela
Teléfono: +58/212 993 27 39
+58/212 993 16 84
Ya sé dónde no dejarme caer cuando vaya a la eléctrica Caracas. Mejor tomarse un buen cóctel en alguna de los garitos cool de Las Mercedes...
ResponderEliminarMaderos cerró sus puertas y apagó sus fogones por todos esos detalles descritos en tu post, es verdad, la atención siempre fue muy mala, te comento que el algún momento me llamaron para ver si les daba una mano en l que respecta a esos detalles, ya te diré que hago en el mundo de la restauración.
ResponderEliminarMuchos socios, ponerlos de acuerdo fue titanico, lamento que en Caracas pasa eso mucho, siendo alguna vez una de las capitales gourmet del mundo, por allá, por los 70s - 80s. Saludos
Marta Elena, gracias por informárnoslo, la verdad es que he de suponer que el mundo de la restauración es complejo, y tienes razón, Caracas fue una referencia gastronómica, por eso creo que queda mucho del gusto por la buena comida.
ResponderEliminarSaludos