Es comprobado, que los lugares que se inclinan por la moda, ofrecen más un marketing que un producto real. Pioneros de la ambientación kitsch-budista, luces bajas, ambiente, grandes cabezas de budas, acompañados por la música de sus populares discos, perfectos para un lounge, Buddha Bar es un sitio ideal para aquellas personas que prefieren la ambientación y en cierta forma, el "cierto (dudoso) estatus" que te otorga entrar a su sala, que la verdadera voluntad de ir a comer bien. No es el Nobu,vamos.
Los espacios son enormes para ser París, las luces quizá demasiado bajas (y eso que me gustan tenues), gente variopinta, sí, desde chicas en burka hasta las más fashion... vale todo. La atención es regular, no lo suficientemente atenta, pero tampoco demasiado, pero diría más exactamente que un poco deficiente.
La carta, claro está, menú asiático. Saltando de lo chino, thai a lo japo, para complacer todo tipo de paladares. Quizá lo más acertado fue el pato pekinés laqueado, con frutas confitadas. En el apartado japonés, con más pena que gloria, el sashimi llega a la categoría de comestible, el salmón con setas, vegetales y tallarines, igualmente se queda sin sorpresas. En cuanto a los postres, tampoco nada para recordar, y eso que París es una de mis capitales preferidas en cuanto dulces se refiere...
Los precios son algo caros para lo que se ofrece, entrantes 17 euros y segundos platos entre 23 y 37 euros. La media por comensal, incluyendo el vino son unos 75 euros, aproximádamente.
Luego se puede subir al bar, tomarse una copa (entre 15 y 20 euros) y bueno... tampoco se promete un gran ambiente, al final, eso sí, podrá decirles a sus amigos que anoche estuvo en el Buddha Bar.
8/12, rue Boissy d’Anglas
75008 París
Francia
Teléf.: +33 (0) 1 53 05 90 00
Web: buddha-bar
imágenes: © Buddha Bar
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