08 diciembre, 2015

Fusión nipona francesa en Le Cinquième Péché en Colliure

El chef Massashi Ijima, al final de su jornada del almuerzo.

Le Cinquième Péché (el quinto pecado) es un pequeño y refinado restaurante que se encuentra en el hermoso pueblo turístico de la costa de Langedoc-Rousillon, llamado Colliure . Oriundo de una ciudad cercana a Tokio, su chef, Massashi Ijima describe su cocina como muy personal, que utiliza especias de todo el mundo, españolas, italianas, asiáticas, pero aclara que la base de su cocina es, en esencia, francesa. El resultado no podría ser mejor, una carta muy creativa, que enfatiza en los productos del mar, y regionales, platos realizados con mimo y que intentan sorprender con cada combinación de sabores. Tiene una carta de vinos interesante que acoge a muchos vinos regionales, e incluso algún vino de la casa por un precio razonable. Dejarse aconsejar por el sumiller es todo un acierto.


Un fresco y delicioso aperitivo de la casa.

El restaurante tiene una sobria y bonita decoración, cuida los detalles de la mesa, copas, y su atención es correcta. Su cocina es semiabiera y se puede ver al chef en acción (eso cada día me gusta más). Massashi Ijima apunta en su página web, que ha querido hacerla de esta forma, recordando la tradición japonesa, en la que el chef puede hablar con el cliente directamente, mientras trabaja.


Carpacho servido en una cama de gazpacho con tomate y pomelos.


Delicioso, especialmente sus entrantes, como el carpacho servido en una cama de gazpacho de tomate y pomelo, una combinación refrescante y sorprendente. El otro entrante, con un toque más japonés: sashimi de vieras con guacamole,  espuma de yuzu (una fruta cítrica nipona) en una cama de fideos; fresquísimos sabores, simples, en el mejor sentido del término.


Detalle del sashimi viera, con guacamole y espuma de yuzu.


De segundo, optamos por el pescado del día, quizá una ración demasiado pequeña, pero bien vale la pena, la piel lo justo de crocante, servido con una espuma cítrica de yuzu y rábanos blancos.




Luego, los postres, que la verdad me parecieron el broche de oro. Singulares, fresquísimos, livianos y sin empalagar, como su helado casero de fruta de la pasión, con culis de frutas exóticas en una cama de piñas confitadas. El otro postre, unas obleas bretonas con crema de limón y chantillí de wasabi, de una delicadeza infinita.







Tiene un menú cerrado, con tres opciones a escoger por cada plato, con un precio muy módico (almuerzo) si lo comparamos con la calidad que ofrece. De dos platos, 19 euros y el de tres, 25. Para cenar, 39. Lo mejor es reservar porque suele estar lleno.



Le Cinquième Péché
16 Rue de la Fraternité
66190 Colliure
Teléf.: +33 0 468980976
Francia




6 comentarios:

  1. Interesante propuesta de este restaurant, además de tener precios asequeible.

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  2. He tenido que acudir a lo más profundo de mis recuerdos infantiles para saber cuál es el quinto pecado capital, porque durante años, desde las más altas instancias religiosas solo nos machacaban con el de "la lujuria". Como supongo que no será ni la ira ni la soberbia (nunca entendí bien la diferencia entre ambos), deduzco que es... ¡la gula!, cuyo nombre francés es mucho más bonito: "la gourmandise".
    Bien, pues patochadas aparte, te diré que me han encandilado las propuestas "gourmands" del restaurante. Me lo apunto.

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    1. Bravo, monsieur Sorokin, c'est ça ! Lo dice en su página web: "la gourmandise est le cinquième péché de l'homme". No sé si me equivoco, tú podrás aclarármelo, pero quizá en francés no es tan peyorativo como en español decir gula... ¿estaré en lop cierto o es solo que me parece una palabra bonita con la que me identifico plenamente?

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    2. Por supuesto, "gourmandise" no tiene la misma connotación peyorativa que "gula", como "envie" es mucho más suave que "envidia". Debe ser porque en Francia siempre se ha comido bien, mientras que en España, como se comía poco, cuanto había comida, al pueblo se le desataba la gula. Y cuando no, miraba con envidia la mesa de los nobles,

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  3. Me encantan los sitios con la cocina abierta, es una forma de acercarte el espectáculo que es ver cocinar. Y los postres japoneses... soy fan total y eso que casi nunca consigo averiguar cómo demonios los hacen.

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    1. También adoro los postres japoneses, son de tal delicadeza...
      Saludos

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